Palabras Claves: autonomía, independencia, seguridad, responsabilidad, emocional, estrategias.
La autonomía es la capacidad que desarrolla el niño de poder autorregular sus demandas internas y externas para poder ejecutar una acción deseada por él. Está determinada por la seguridad que el niño tiene de sí mismo para creerse capaz de poder hacer lo que desee.
Los niños van desarrollando su autonomía a través de las pequeñas actividades diarias, solo lo que debemos hacer como adultos es permitirles que tengan dicha experiencia y que ellos mismo se demuestren que son capaces de lograrlo sin importar las veces que se equivoquen. Es por ello, que como padres debemos darles la oportunidad a nuestros hijos de experimentar, equivocarse, fallar y acertar; para que así valla aprendiendo a su nivel y tiempo.
Es importante recalcar, que como padres deseamos lo mejor para nuestros hijos, pero muchas veces y sin darnos cuenta anticipamos las acciones de los niños y no los dejamos actuar. Tenemos que creer que los niños sí tienen la capacidad de hacerlo solitos, que no importa que se tome más tiempo de lo esperado. Tenemos que enseñarles a nuestros hijos que confiamos en ellos, y en sus capacidades.
Otro factor importante, que lucha en contra de la autonomía de nuestros hijos son los cuidados excesivos que como padres les damos a nuestros hijos. Cuando esto ocurre, nosotros como padres promovemos una incapacidad en el niño para desarrollar habilidades y actividades que le conduzcan al alcance gradual de la ya mencionada autonomía y posterior independencia, por lo que esta sobreprotección los vuelve chicos inseguros, berrinchudos, dependientes y temerosos para enfrentar vicisitudes.
Algunas estrategias para promover la autonomía en nuestros hijos son:
Responda siempre a sus necesidades de cariño. Los niños les encanta saber que cuenta con mamá o papá para ser abrazados y apapachados, estos cariños no interfieren con la autonomía, por el contrario les da la seguridad que necesitan para poder explorar el mundo.
Estar presente en los momentos difíciles. Cuando los niños están exigiendo cariño y apoyo, ya que manifiestan miedo o inseguridad, no busques quitártelo de encima, ya que tú eres su único objeto seguro.
Déjalo que se aleje solo. Siempre y cuando estemos en ambientes seguros, permitámosle a nuestros hijos que se sientan libres de explorar el ambiente, que puedan ir solos a descubrir lo que hay a su alrededor y de conseguir lo que les llamó la atención. Eso sí, es importante que el niño sepa que puede contar contigo en cualquier momento.
Evita angustiarte en los momentos de separación o cuando algo ocurrió. En los momentos más difíciles de nuestros niños nosotros debemos mantenernos fuertes y estables para que ellos puedan copiar la conducta y así atreverse a seguir en su camino. Esto lo debemos promover especialmente en los momentos donde nos vamos a separar de nuestro pequeño, si lo hacemos de un modo tranquilo y relajado, sin reflejar inquietud, esa será para el niño una pista importante de que no hay nada que temer.
Establece límites razonables. Los niños deben saber que no todos los momentos uno puede estar para ellos, que en ocasiones se requiere que mamá esté sola (hablar por teléfono, bañarse, etc.) y que no por hacer cosas propias de adultos o de su propia individualidad, signifique que haya angustia. Lo mismo ocurre con la pareja o con los otros hijos, los padre pueden tener espacios para compartir individualmente con otras personas, y cada uno de los hijos debe entender esto y respetarlo.
Reserva un momento solo para él. El tener un momento en el que estén solos le dará la fuerza para aceptar los límites y sobrellevar los ratos de soledad en la casa. Es importante que esto sea en un momento planificado en donde ambas personas saben la hora y el día en que esto va a ocurrir.
Verbalícele la conducta y lo que se espera de él. Es muy importante la explicación de las cosas, ya que promueve la comprensión de diversas situaciones, así como le ofrece al niño la capacidad de promover su repertorio lingüístico y así él mismo expresar lo que siente y quiere.
Los niños deben jugar solos. Si esto no se ha hecho hay que hacerlo poco a poco, comenzando por introducirle un material interesante y jugando con él y después disminuyamos progresivamente nuestra intervención. Es importante, que siempre nos mostremos interesados en lo que hace, pero alejados un poco y realizando cualquier otra actividad. El estar presente en un sitio donde nos pueda ver, y que podamos conversarle continuamente, le dará la seguridad para que se quede jugando solo y poco a poco uno se podrá ir retirando cada vez mas.
Dele responsabilidades para su edad. Los niños desde chiquitos piden ser responsables (desde tomar la cuchara para comer “solos”), y nosotros como adultos por estar apurados o evitar que se ensucien no se lo permitimos. Dejemos que ellos puedan tomar decisiones, en la medida de las posibilidades, que ayuden en la casa, etc.
Para niños de tres años en adelante, se esperaría que ya fueran autónomos, lo cual se demostraría en (Guía Portage):
- Comer solo
- Se pone camisas sin botones
- Se viste y se desviste completamente, pero no se abrocha el 75% de las veces.
- Limpia su nariz cuando se le recuerda
- Cuelga su ropa en los ganchos de la ropa
- Se pone las botas.
- Ayuda a poner la mesa o algún elemento de la mesa (Cubiertos, vasos, servilletas).
- Escoger su ropa para ir a la escuela entre 2 o 3 opciones
- Recoger lo que tiraron
- Limpiar
- Pide ayuda cuando tiene alguna dificultad (para ir al baño o servirse algo de beber).
- Sigue las reglas del juego, imitando las acciones de otros niños.
- Pide permiso para usar el juguete con el cual está jugando otro niño.
- Dice “por favor” y “gracias” el 50% de las veces sin que se le recuerde.
- Espera su turno.
- Juega cerca de otros niños y habla con ellos cuando trabajan en sus propios proyectos
Mtra. Jessica Cival
Enero 2012
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