Anorexia

Una guía para padres y seres queridos

Un trastorno alimenticio es de gran preocupación para los padres, ya que vemos como nuestros hijos están afectándose físicamente su propio cuerpo. Esta angustia se hace cada vez mayor al ver que nuestros hijos, especialmente nuestras niñas, son unas adolescentes bellas, hermosas, con tantas capacidades, que no entendemos cómo se están preocupando por su cuerpo al grado tal de preferir dejar de comer para mantener una figura que para nosotros ya es muy linda.

Es por ello, que con este pensamiento empezamos a expresar verbalmente que es una persona tan linda, que no necesita una dieta, ni mucho menos una tan restrictiva. Pensamos en si sólo comiera. Esto pareciera ser obvio para uno: si una persona tiene bajo peso lo que necesita es ganar algo de peso y sólo necesita comer, y si come todo estará bien.

Hay que recordar que la anorexia no sólo está relacionado con la comida y el peso (miedo a la comida y el ganar peso), hay que recordar que están involucrados una serie de razones diferentes. Y por ello,  la recuperación está dirigida al encontrar las razones por las cuales comenzó el desarrollo de este trastorno en primer lugar. Por lo que tanto el paciente (tu hijo), como las personas a su alrededor, requieren tener paciencia, logren  estar en contacto con sus sentimientos y puedan apoyar la situación que están viviendo.

 

Definitivamente, un trastorno alimenticio debe ser tratado por un especialista, y cuanto antes sea tratado mas fluido va a ser el tratamiento y la recuperación. Sin embargo, como padres podemos ayudar a nuestros hijos desde casa recordando estos pequeños detalles:

La comunicación: la comunicación abierta entre tu hijo y tú es vital. El que ambos estén abiertos a platicar y a poder escuchar es importantísimo, ya que te permitirá conocer lo que está viviendo y lo que estás sintiendo; así como también darte cuenta que muchos consejos que tú le puedes dar a tus hijos tal vez no son de ayuda para ellos.

Por ejemplo un comentario común en padres con hijos(as) anoréxicos es: te ves realmente bien, por fin has ganado un poco de peso. Si tienen una comunicación abierta tu hijo(a) podrá ser sincero contigo y decirte que si bien tu comentario tiene un propósito positivo, él o ella lo percibe como que definitivamente he ganado peso y que mi sospechas y mi miedo de que me haya engordado son reales. De esta manera identificarás lo que realmente está pensando tu hijo y así aprenderás para futuras ocasiones no hacer comentarios que si bien para ti son logros significativos para tu hijo es una derrota.

La empatía: ser empático, es ponerse su lugar y entender cuáles son sus sentimientos, lo que te va a permitir tratarlo con compasión, aceptar su punto de vista y entender qué es lo que está viviendo.

Los comentarios simplistas: evita hacerle comentarios como: déjalo pasar, no le des importancia, tu eres una gran persona y no importa que los demás no lo están viendo, no dejes que se tipo de cosas te molesten, etc.  Éstos no son comentarios importantes ni significativos para tu hijo, y de paso no van a ayudar en lo más mínimo a su problema. Intenta por ejemplo decirle cosas como: que frustrante lo que me estás contando, me imagino que debes estar muy molesta, me imagino que debe ser una situación desagradable de vivir todos los días. Ese tipo de compasión abre las puertas para que tu hijo pueda confíe en ti, y le provoque contarte realmente qué es lo que está viviendo para así poderle ayudar.

El dolor emocional y la tristeza: cuando veas que tu hijo está en un dolor emocional real (no quiere salir, prefiere quedarse en casa o en su cama, lo ves llorando y triste) intenta estar ahí para él o ella. Evita querer motivarlo o animarlo, realmente ponte en su lugar y pienses en los momentos difíciles que tú has tenido y en los que prefieres estar tranquilo, relajado, dormido. Es preferible acompañarlo, dándole a entender que entiende su situación y no obligándolo a hacer cosas que no quiero hacer.

Es comprensible que los padres desean que sus hijos se sientan bien y no estén cabizbajos, porque tenemos miedo que se queden en esta sensación da tristeza durante mucho tiempo o sencillamente el ver a una persona triste y desanimada nos genera a nosotros una situación de inconformidad por lo que preferimos buscar alguna manera que esté nuevamente feliz y animado. Todos hemos pasado por momentos difíciles y necesitamos vivir nuestro dolor para poderlo sanar. Nosotros como padres lo único que le podemos ofrecer nuestro hijo es acompañamiento, amor, contención, cariño y la esperanza de que vaya sanando y que entre al proceso para sentirse cada vez mejor.

La persona: recuerda que tu hijo es una persona separada de su trastorno alimenticio, por lo que presta mayor atención a otras cosas que lo hacen feliz. Por ejemplo, date cuenta de sus ojos, de cómo está vestida, de la fiesta a la que fue, de sus calificaciones, etc.

Los sentimientos: cuando platiques de su trastorno, háblalo con mucha compasión y con ternura, exprésale tu preocupación pero nunca te enojes ni le des a entender que es su culpa. Es muy complicado para una persona con anorexia ser gentil y cariñosa consigo misma, por lo que las personas más importantes en su vida deben demostrarle que realmente la quieren y que se merece todo el amor y el cariño que tiene. Si tú se lo demuestras tu hijo aprenderá cómo poder tratarse bien así mismo y como poder ser compasivo consigo mismo. Muchas veces no van a aceptar este tipo de compasión y de ternura pero no te des por vencido sigue tratándolo. El amor lo cura todo.

Los límites: evita poner reglas punitivas y muy rígidas, es importante ser cariñoso y tener límites bien definidos con consecuencia lógicas, para que tu hijo sepan a qué atenerse. Es decir, los límites y las normas de la casa son importantes respetarlas y si no se respetan tendrán sus consecuencias, pero lo que si debemos evitar es ser rudos, agresivos y poco razonable ante situaciones sencillas, ya que con esto solo lograremos que se cierre y que no se relacione más con uno.

Las limitaciones personales: como padre y adulto es importante que también reconozcas tus limitaciones y sepas de que puede ser capaz y de que no. No te esfuerces por hacer cosas que van en contra de lo que tú sientes y que posiblemente te hagan sentir molesto.

El tratamiento: propone y motívalo a buscar ayuda profesional, y acompáñalo en el proceso dandole tu apoyo, busquen juntos doctores, terapeutas, nutricionistas, programas, libros, etc. Te recomendamos terapias que sean de estilo cariñoso, compasivo y contenedores. Evita terapias o terapeutas rígidos y fuertes. Es importante recordar que siempre le puedes ofrecer tu apoyo y ayuda,  pero no le puedes imponer nada a tu hijo, él o ella ya son grandes y deben ser responsables de sus propios procesos terapéuticos.

Busca ayuda también para ti, esto no es una situación fácil para nadie, y como padre te duele ver a tu hijo sufriendo. Solamente recuerda que no tienes el control de su vida, de las cosas que le pasan, por lo que no lo puedes defenderlo de todo lo que le está ocurriendo. Uno de los mejores tratamientos o terapias encontrados hoy en día para tratar este tipo de dificultades es terapia familiar, ya que le permite a los miembros de la familia poder comunicarse adecuadamente y poder establecer dinámicas adaptativas de relación entre ellos.

 

En resumen

Busca ayuda tu también, va ser bueno para ti

Evita comentar sobre la apariencia física es tu hijo.

Recuerda que tu hijo no es su anorexia, es posible amar a tu hijo y desagradar su trastorno alimenticio al mismo tiempo.

Evita soluciones simplistas como solo come. Éste tipo de comentarios van a herir los sentimientos de tus hijos y se van a sentir poco entendidos y totalmente excluidos.

Evita discusiones sobre qué come y dónde debe comer.

Acepta que no hay nada que tú puedas hacer para generar que tu hijo deje de comer o coma en exceso o deje de vomitar.

Evita tratar de controlar lo que come o la cantidad de comida.

Evita hacer juicios sobre sus decisiones y su conducta en relación a la comida.

Evita comentarios punitivos y despreciadores, por el contrario habla con tu hijo y proponle que mutuamente busquen una solución para la dificultad.

Evita etiquetar la comida como buena o mala.

Enfócate en cosas no relacionadas a la comida, al peso, al ejercicio.

Busca relacionarte y hablar sobre cosas distintas a estos temas.

No te preocupes por decir las cosas incorrectas, si tú tienes buena comunicación con tu hijo podrás explicarle que quisiste decir y tu hijo podrá explicarte porque ese tipo de comentarios son negativos para la relación.

Motivar a ser humano no hacer perfecto.

 

Recuerda que tu hijo es el único que va decidir cómo y de qué forma valora su vida, tú solamente tienes que aceptarlo y acompañarlo, es importante siempre estar a su lado para darles consejos pero no le podemos imponer cómo tiene que hacer las cosa.

 

 

Jessica Cival y Anayeli Valdez

Diciembre 2013

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