Palabras Clave: desarrollo infantil, dormir, hábitos de sueño.
El sueño en los niños es de suma importancia desde muy corta edad. Y lo vemos demostrado cada vez que nuestro hijo tiene sueño y no se puede ir a dormir se pone de mal humor, está sensible y hasta se puede llegar a enojar sin razón aparente. Esto ocurre, ya que el sueño le permite al niño regenerar la energía necesaria para cumplir con las actividades del día a día y continuar formando conexiones neurológicas para sus procesos madurativos.
Para que la hora del sueño sea un momento placentero, es importante que exista una rutina, la cual el niño, desde horas antes, pueda predecir que ya va a ser el momento de acostarse a dormir, y así poderse ir preparando para ello. Entre las rutinas recomendadas son: bañarse, cenar, rezar (dependiendo de las creencias religiosas), ir al baño (si ya controla esfínter), meterse en la cama y leer un cuento.
Si el niño hace esto todos los días en el mismo orden, él aprenderá a que debe aprovechar el baño para relajarse, la cena para comenzar a darle sueño y el resto de las acciones para irse durmiendo.
Es importante recordar, que cualquier factor que motive o estimule al niño antes de la hora del sueño va a generar que el niño no desee irse a dormir aunque esté cansado. Es por ello que hay que evitar juegos activos, televisión, videojuegos, tareas o estudios, etc.
La televisión y el sueño
Muchos padres, han caído en la rutina que su hijo se duerma viendo televisión. La televisión les permitía que el niño se mantuviera en su cama o en el sofá tranquilo hasta quedarse dormido. Por lo que se convertía en un proceso muy “fácil” la dormida. Pero con el paso del tiempo, el niño va viendo mas tiempo televisión y le cuesta mas trabajo quedarse dormido.
La televisión es un agente que activa ciertas áreas del cerebro, por lo que estimula al niño, y esta estimulación no es la adecuada a la hora de dormir. Esta es la causa de que en ocasiones nuestros hijos sean muy inquietos mientras duerme, tengan un sueño ligero o comiencen a tener pesadillas.
Es de suma importancia, que quitemos esta rutina, y que evitemos que nuestros hijos vean televisión por lo menos 2 horas antes de irse a dormir, para que así su cerebro pueda ir descargando la estimulación que la televisión generó.
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