Conductas Oposicionistas y Desafiantes

En niños con conducta oposicionista desafiante, se presenta un patrón continuo de poca cooperación, desafío y comportamiento agresivo hacia las figuras de autoridad que interfiere seriamente con el funcionamiento diario del niño. Esto no indica que su hijo tenga un Trastorno Negativista Desafiante (DSM-IV-TR), sino que por alguna razón está presentando conductas  disruptivas hacia las figuras de autoridad.

Las conductas diarias que presentan estos niños son:

  • Berrinches frecuentes
  • Argumentan excesivamente con los adultos
  • Frecuentemente cuestionan las reglas
  • Desafío activo y se rehúsan a cumplir con las indicaciones y reglas de los adultos
  • Intentos deliberados de molestar y provocar a las personas
  • Culpan a otros por sus errores o sus malos comportamientos
  • A veces son sensibles y se molestan fácilmente
  • Frecuente enojo y resentimiento
  • Cuando se enojan son agresivos y rencorosos
  • Actitud maliciosa y en busca de venganza
  • Los síntomas se observan usualmente en diferentes lugares, pero pueden ser más evidentes en la escuela o en casa.

Un niño con conducta oposicionista desafiante puede ser difícil para sus padres y maestros, por lo que  requieren de apoyo y comprensión. Los padres y maestros pueden ayudar a su niño de la siguiente forma:

Siempre la comunicación debe ser construida a partir de actitudes positivas, dar al niño reconocimiento y reforzamiento positivo cuando muestre flexibilidad y cooperación.

Intente reforzar solo sus conductas positivas, y en la medida de lo posible ignorar las negativas.

Verbalícele lo que usted como adulto cree que el niño está sintiendo y dele una propuesta asertiva de acción. Ejemplo: “Me imagino que debes estar muy enojado porque no quieres hacer tu cama, pero siempre después de levantarnos debemos hacerla.”

Tomar un tiempo fuera como adulto y como niño.

 Si usted está a punto de hacer el conflicto con su hijo más grande dese un descanso. Ésta es una buena forma de modelar frente al niño. Dígale que en estos momentos está muy enojado, dele el motivo del porqué está enojado, e indíquele que necesitas un tiempo para calmarte.

Apoye a su hijo si él decide tomar un tiempo fuera para prevenir una reacción desproporcionada.

Elija cuáles batallas quiere librar. Como el niño con estas conductas tiene dificultades para evadir el poder de las luchas, se debe jerarquizar las situaciones que desea que su hijo haga.

Lo más importante es ser consistente en las batallas, es decir, si el momento de la cena debe sentarse, siempre debe luchar por esto y no demostrarle a su hijo que hoy si y que tal vez mañana no.

Límites y consecuencias: como la conducta del niño es consistente, ya podría saber en cuales momentos va a retarlos. Piense en las posibles consecuencias de antemano para evitar que con el enojo seamos violentos o no sepamos qué consecuencia ponerle.

 Sea razonable, y establezca límites apropiados para la edad con consecuencias que puedan ser llevadas a cabo consistentemente.

La consecuencia debe ser implementada en el momento de haber hecho el daño, ya que esta tiene como función el enmendar el error y reparar el daño.

Nunca le diga que tienes que pensar en la consecuencia y que después se la dices. Se hace en el momento.

Sí usted proporciona a su hijo un tiempo fuera en su habitación por portarse mal, NO agregue más tiempo por argumentar su decisión. Diga “Tu tiempo empezará cuando llegues a tu cuarto.”

Mantenga otros intereses más allá de su hijo, para que el manejo de su hijo no le robe todo su tiempo y energía. Trate de trabajar en equipo para obtener apoyo de otros adultos (maestros, terapeutas, pareja) que lidian con el niño.

Maneje su propio estrés con decisiones de vida saludables, como hacer ejercicio y relajación. Utilice tantos descansos sea necesario.

No se ponga en situaciones en las que el niño pueda retarlo:

En vez de indicarle qué debe de hacer, pregúntele qué cree él que debe hacer.

Aunque dé mucho coraje que el niño continuamente te lleve la contraria, no lo tome personal, no va en contra de ti. Esto te va a permitir colocarle las consecuencias de sus actos de forma acertada, y no enojada.

 Entienda cuáles son sus necesidades reales, para que así, cuando le vallas a colocar un límite sea por una conducta disruptiva real, y no por una incapacidad del niño.

Hay que recordar que es importante que el niño sea responsable de sus actos, es por ello que al tener una conducta disruptiva, se le va a pedir que enmiende su error. Aunque uno como adulto esté muy enojado por lo que pasó, no debemos actuar en impulso de nuestro enojo.

En el caso de los docentes, en la medida de las posibilidades, dedícale más tiempo que al resto del grupo, para acompañarlo, no solo para enseñarlo.

Esperamos puedan utilizar estas estrategias, y nos ponemos a sus ordenes para cualquier duda o pregunta.

 

Jessica Cival de Asuaje (M.S)

Febrero 2012

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*