Rivalidad entre Hermanos

Palabras Claves: familia, hermanos, peleas, rivalidad, celos, padres, estrategias, no comparar.

Los hermanos son los mejores amigos, pero también los peores; ya que existen muchos celos y rivalidad para obtener la atención de sus padres. Como padres, debemos promover que la relación entre nuestros hijos sea de mucha unión y complicidad, en vez de enemistad. Cuando los padres manifiestan mayor preferencia por un hijo sobre los otros, genera mucho enojo a nivel fraternal, ya que los otros hijos sienten que sin importar lo que hagan nunca tendrán la atención real de sus padres.

Rivalidad

A continuación se describe algunas conductas que como padres hacemos, y que empeoran las relaciones entre hermanos, por lo que se propondrán algunas sugerencias para evitarlo:

  1. NO COMPARAR: tanto las comparaciones favorables, como las desfavorables pueden promover problemas entre hermanos, y hasta empeorar los problemas existentes. Cuando un niño, joven o adolescente es comparado con su hermano, mayor o menor, se crean sentimientos de hostilidad, resentimiento y competencia con relación al hermano. A veces los padres comparan entre hermanos, para intentar fomentar el ego del niño a base de tratar que sienta que es mejor que su hermano, pero decirle a un niño que es superior a su hermano, sólo hace que se sienta incomodo, con culpa o bien lo motiva a mantener abajo a su hermano, para él siempre estar arriba. Lo mismo ocurre, cuando deseamos que tome a su hermano como ejemplo, por tener mejores habilidades en un área, y como padres deseamos que siga el modelo. Esto genera frustración en vez de motivación, ya que sin importar sus propias habilidades y éxito, siempre que sentirá que no va a poder llenar las expectativas de los padres por no lograr ponerse en los zapatos de su hermano.

En vez de comparar hay que DESCRIBIR, ya que no juzga a ninguno, no encubre, no ataca, pero sí nos permite decir lo que vemos, sentimos o pensamos y lo que necesitamos o esperamos de ellos. Por ejemplo: en lugar de decir: “Mira, Natalie si recogió su parte del tiradero y tú no”; mejor debe decir: “José, tus juguetes están en el piso. Este cuarto necesita ser recogido antes de que lleguen las visitas.”

  1. TRATAR DE DAR POR IGUAL: Tratamos de dar por igual para evitar problemas, dar cariño igual, repartir las cosas igual, pero la verdad esto parece imposible, ya que a veces no nos damos cuenta y no lo hacemos así, por ejemplo no llevamos las cuentas de cuantas veces se sienta un hijo nuestro al lado de nosotros a comer, por lo que enfocarse a dar cantidades iguales en todo no es una solución.

En vez de querer dar por igual, debemos de ENFOCARNOS A VER LAS NECESIDADES INDIVIDUALES DE CADA HIJO, es decir, si a la hora de comer un niño dice: “Le diste más que a mi” no regañar o decir les di a los dos igual si no buscar la necesidad y decir: “¿Aún tienes hambre?, te gustaría que te sirviera más.” También el tiempo, no lo podemos dar por igual pero lo podemos dar en base a sus necesidades. Si estas dando de comer a tu bebe, podemos explicarle al niño que es fundamental que el bebe coma, sin embargo, te puede acompañar a darle de comer o en cuanto acabes atenderás su necesidad con la misma importancia que es darle de comer al bebe. Y por último tratar de decir que amas a todos tus hijos por igual no es algo que un niño va a entender, es mejor que le muestres que cada uno de tus hijos que son únicos y especiales para ti.

Es importante mencionar, que existen muchos padres, que se unen más con un hijo que con otro, sea porque tienen los mismos intereses, porque son del mismo sexo o porque sencillamente logran relacionarse mejor. Es necesario que los padres identifiquen si existe realmente esta preferencia, y que intenten buscar actividades en conjunto con los otros hijos.

  1. PONGÁMOSLES LAS COSAS FÁCILES: Según las edades y características de los niños, tienen obligaciones, necesidades y recompensas diferentes. No esperemos que siempre el hermano mayor sea el que seda, o que el menor tiene que tener los mismos beneficios que el mayor porque el mayor ya tiene la madurez para hacer cosas que el más chico todavía no la tiene.

Intente ser mediador en estas situaciones, explique la situación de forma real, intente hablar los problemas en particular y no enfrente de los otros hermanos. Esto nos ayudará a no ponerles una etiqueta a nuestros hijos, que posteriormente serán señalados por ella.

  1. JUEGO CONJUNTO: actividades de equipo, en familia, y reforzar por la interacción pacífica y amistosa. Modelar la forma de resolución de conflictos, ayudar a buscar soluciones alternativas a la agresión o el enfrentamiento, es una manera de minimizar la rivalidad y los conflictos.

El establecer un día para hacer un juego en familia, nos ayuda muchísimo a unirnos como familia, y a poder promover una interacción sana entre los hermanos. Si esta actividad, se convierte en parte de la rutina familiar y los hijos saben que siempre va a existir en el mismo día y a la misma hora, le permites que se sientan seguro y que logren relajarse para tener mayor apertura a la convivencia.

  1. ROLES O ETIQUETAS: Es muy fácil que un niño adquiera una etiqueta y juegue dicho rol, por ejemplo el llorón: lo adopta y se comporta de dicha manera, hasta llegar a un punto donde se convence que él es de esta forma. Si etiquetamos a nuestros hijos, o dejamos que los etiqueten, es muy difícil que el niño se viva de forma diferente. Hazles saber que cada hijo es especial, que tiene características diferentes y únicas.

Los padres pueden AYUDAR AL NIÑO A QUITARSE UNA ETIQUETA NEGATIVA, mostrándole que es capaz de realizar una conducta distinta, puede darle a los hermanos un punto nuevo de vista y pueden pedirle que es lo que necesitan de ellos. Ejemplos: “Tu sabes obtener lo que quieres sin llorar”, o puede decirle a los hermanos, “Ella también sabe ser generosa si se le pide de buena manera que comparta”, o pedimos lo que esperamos de ellos “Tu también puedes jugar sin pegarle a otros, y eso es lo que espero de ti en este momento”. Uno de los roles más usados es el de la VICTIMA, por lo que nosotros podemos ayudar, enseñándole al niño a valerse por sí mismo, dándole a los hermanos una nueva imagen del niño y ayudándole a ver su propio potencial para ser fuerte.

  1. NO EXIGIRLE: cuidado con las exigencias hacia el mayor. Presionarles o acelerar su desarrollo evolutivo, haciéndole asumir o desempeñar comportamientos responsables o excesivos para su edad (comer solo, beber en vaso, dormir en cama…), tras el nacimiento del bebé, puede no ayudar a un desarrollo emocional sano. Esto mismo ocurre cuando los hijos ya han crecido, pero en otras situaciones, ya que esperamos que por ser mayor adquiera mayores responsabilidades y se comporte como un adulto.

Es por ello, que debemos ver a los hijos como lo que son, niños, jóvenes o adolescentes y exigirles las responsabilidades propias de su edad. Así lo ayudamos no solo en que no sientan que tiene que cumplir un rol parental con sus hermanos, sino que también puedan disfrutar de su propia etapa.

Cada niño debe sentir que es especial para sus padres. Los celos irán desapareciendo con el tiempo si cada hijo, sigue viendo que tiene un lugar único en el afecto de sus padres, y que los hermanos lejos de ser una amenaza, un rival, llegan a ser compañeros, amigos, en quien apoyarse y con quién compartir. La clave, como siempre, está en fomentar en el niño una alta autoestima.

Recordemos siempre que tener un hermano es un aspecto muy difícil de entender para el niño, y esta sensación lo acompaña el resto de su vida, ya que para él existe una ambivalencia entre amor y celos con cada uno de sus hermanos, lo quieren y lo necesitan, pero también lo odian y están celosos de que exista, es por eso que no debemos de ignorar estos sentimientos, debemos aceptar las ideas del niño y tratar de entender lo difícil que es tener un hermano.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*